Viaja con nosotros a través de la historia milenaria de Cáceres con la visita guiada más completa que podemos ofrecerte. Comprobaremos hasta qué punto esta ciudad, entre florecimientos artísticos del Renacimiento y aventuras en América, merece el título que posee de Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

La jornada comenzará en la Torre de Bujaco y los adarves de la fortificación que los almohades denominaran hisn Qasr, en el aguerrido contexto de frontera entre al-Andalus y los reinos cristianos. Desde allí divisaremos una espectacular silueta del casco antiguo recortada en el cielo. También de los restos arqueológicos en el patio del Palacio de Mayoralgo de Norba Caesarina, la colonia fundada por los romanos en el eje de la Vía de la Plata, origen de la localidad. Atravesado el Arco de la Estrella, con su peculiar traza en esviaje, descubriremos el desarrollo de la ciudad tras la conquista cristiana a manos de Alfonso IX de León.

Accederemos a la Concatedral de Santa María, con el detalle de su retablo mayor, y admiraremos la portada renacentista del Palacio Episcopal, con su curiosa referencia al imperio de Felipe II en el que nunca se ponía el sol. En el Palacio de Toledo-Moctezuma tendremos tiempo de saber más del mestizaje hispanoamericano, mientras que en el de Carvajal apreciaremos la vida cotidiana de la nobleza local en sus austeras casas-fuerte, fiel testimonio de sus guerras de banderías. De camino a las iglesias de San Francisco Javier y de San Mateo, posaremos nuestra mirada en la fachada profusamente decorada de los Golfines de Abajo y en la del Capitán Diego de Ovando, con su popular Torre de las Cigüeñas. Las historias de estas dos familias se cruzarán para recordarnos las estancias de Isabel la Católica en la villa y sus iras contra la belicosa aristocracia cacereña.

Ineludible será la visita al aljibe andalusí en el Museo de Cáceres (Palacio de las Veletas), perteneciente a la desaparecida alcazaba, que se estima el de mayor capacidad de la Península Ibérica. Un enorme depósito de agua que cobrará todo su sentido mientras rondamos la coracha almohade del Baluarte de los Pozos, con símbolos e inscripciones cúficas bien conservados, que controlaba la esencial cisterna de San Roque. El encanto lo pondrá la Judería Vieja, un lugar en el que profundizar en la impronta que dejó la comunidad hebrea antes de verse obligada a abandonar su añorada Sefarad.

El punto final lo pondrá la historia del Palacio de los Golfines de Arriba y la de quienes habitaron la Casa Mudéjar, la del Sol (o de los Solís) y la de los Cáceres-Nidos o «del Mono», antes de contemplar la magnífica panorámica de la Plaza Mayor a la sombra de la Torre del Horno. El itinerario lo cerraremos disfrutando de una cata de aceite, un producto y un sabor característico de la tierra.